Art. XXX.- “Los bienes que por naturaleza son comunes a todas las personas, como el aire, el agua, los mares, el paisaje, los humedales, las riberas, playas y glaciares, serán objeto de una especial protección que considere su contribución, funciones ecosistémicas y su valor presente y futuro, tomando en consideración la crisis climática y ecológica.

Estos bienes serán inapropiables y su gestión será participativa y territorialmente descentralizada. El uso y aprovechamiento de estos bienes podrá ser autorizado por el Estado, protegiendo los derechos de las personas y la conservación de la naturaleza. La ley establecerá las condiciones para esta autorización, las que deberán ser temporales y considerar la equidad en su distribución.

Los instrumentos de ordenamiento territorial que se efectúen a nivel regional y comunal, utilizarán herramientas de planificación ecológica y las demás que determine la ley, para asegurar la protección de estos bienes.”