Iniciativa Nº 8.675: Reconocimiento del Genocidio a los Pueblos Originarios

El Estado de Chile reconoce responsabilidad en genocidio a pueblos originarios.

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En 1818, Chile declaró su "independencia" y comenzó a establecer tratados con la nación Mapuche para lograr la paz. Sin embargo, en 1823, el gobierno chileno (Mariano Egaña) propuso un proyecto de ocupación de "Arauco", con la intención de asentar colonos extranjeros; sin embargo, para lograr este objetivo se tenía que llegar a un acuerdo con los mapuche “[...] a través de un parlamento, sin torcer su voluntad, tal como se ha hecho durante la Colonia” (Pinto 2003, 67).

A lo largo del tiempo, los tratados con la nación Mapuche fueron violados, lo que resultó en guerras fronterizas y fratricidas. En 1860, bajo el gobierno de Manuel Montt, se llevó a cabo la invasión del territorio Mapuche, consumando la ocupación del Wallmapu; creando antes (en 1852), de manera arbitraria y unilateral, una jurisdicción que llamaron provincia de Arauco, cuyo intendente lo ubicaron en Los Ángeles.

Durante este período, se produjeron numerosos actos de violencia y genocidio contra el pueblo Mapuche, incluyendo la quema de viviendas, el robo de ganado, el secuestro de niños y mujeres, y el asesinato de miles de personas. El periódico El Mercurio, revela los partes militares de la campaña militar iniciada al sur de la frontera: “Les quemamos a los indios todas las rucas y el trigo que encontramos, lo cual no fue poco, la única guerra posible con estos bárbaros y que da resultado seguro, es la destrucción de sus recursos, las cosechas pérdidas nos prometen la paz durable dentro de poco y quizás, los indios pidan la paz antes del invierno” (citado por Marimán 2021, 121).

La ocupación militar continuó hasta reducir la población Mapuche y establecer el dominio del Estado chileno en la región. Uno de los principales agentes coloniales y genocidas, el coronel Cornelio Saavedra, en su “Cuenta de las operaciones i trabajos practicados en la parte del territorio indijena que está bajo mis órdenes”, comunicaba: “[...]. Como los salvajes araucanos, por la calidad de los campos que dominan, se hallan lejos del alcance de nuestros soldados, no queda otra acción que la peor y más repugnante que se emplea en esta clase de guerra, es decir, quemar sus ranchos, tomarles sus familias, arrebatarles sus ganados i destruir en una palabra todo lo que no se les puede quitar [...]” (1870; citado en Pinto 2003, 257).

La migración forzada del campo a la ciudad determinó que actualmente la mayoría de los Mapuche vive en zonas urbanas. Este proceso de ocupación y genocidio es considerado un crimen según la ley chilena y el Estatuto de Roma. Es importante reconocer y abordar estas violaciones de derechos humanos cometidas contra los pueblos originarios en Chile.

“[E]n el informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos del año 2016 se señala que la cantidad de mapuches asesinados como consecuencia de la guerra de la pacificación llega más o menos 98.000 personas” (Filgueira 2021, 14).

Esta es una propuesta de

Alexis Mathieu A.